Era un día soleado, yo estaba tomando el sol tranquilamente cuando de repente la policía irrumpió en mi casa, necesitaban mi ayuda. De camino a la comisaría uno de los policías me resumió el caso: el peligroso asesino, traficante de armas y drogas, SOLOMON VANDY había secuestrado a la hija del presidente para poder cambiarla por todas las armas y drogas que habían sido confiscadas en los últimos 10 años. Yo, harto de trabajar con inútiles, me dispuse a buscarla por mi cuenta. Volví al lugar del secuestro y encontré una pista, una nota con una dirección que debió de caérsele a VANDY durante el forcejeo. La dirección me llevó a un conocido bar de copas pero una vez allí nadie quiso hablar, seguramente por miedo a VANDY.
De nuevo en la calle y sin ninguna pista, me encontré a mi colega El Chus. Me dijo que había oído algo de bastantes toneladas de armas y munición y otras cuantas toneladas de drogas. Lo interrogué un poco más y accedió a llevarme hasta el lugar. Luego se fue.
Llamé a un par de amigos ex-militares entrenados para matar. Mientras llegaban fui reconociendo la zona.
Había 10 hombres vigilando por la parte delantera de la nave y 10 por atrás .4 más a los lados y 5 por la azotea y 20 ó 30 más dentro. Al llegar, nos repartimos el trabajo sucio: yo entré por la azotea saltando de una nave a otra, y ellos empezaron por abajo. Una vez eliminados todos los guardias que había por el exterior, nos encontramos en el punto acordado. Mientras mis compañeros se encargaban de los guardias de dentro yo me fui en busca de SOLOMON VANDY y la hija del presi. Eliminé al guardia que custodiaba la puerta rompiéndole el cuello e irrumpí en la sala donde estaba la niña atada pero VANDY no estaba. La liberé y a la salida me encontré con VANDY, no me dio tiempo a reaccionar y me dio un puñetazo que me tiró para atrás. Aprovechando que me estaba levantando, cogió a la niña como rehén pero ella le mordió y salió corriendo para la azotea donde tenía su helicóptero. Antes de que pudiese cogerlo lo alcancé, nos peleamos y le rompí los brazos y las piernas para que no escapara y estuve pisándole la cabeza hasta que llegaron mis compañeros. La policía tardó 30 minutos en llegar. Los padres de la niña llegaron antes, me lo agradecieron, me entregaron una medalla y me pagaron bien: primero, por rescatar a la niña y segundo, por la recompensa de haber atrapado a VANDY. En cuanto a VANDY, lo que quedó de él, lo tiré a la basura y todos los cómplices de VANDY tuvieron cadena perpetua.
Fin
No hay comentarios:
Publicar un comentario